24.3.10

24 de marzo


Hoy se cumple otro aniversario de la derrota que sufrieron los trabajadores a manos de una burguesía asesina, prebendaría e inescrupulosa. Las corporaciones que defienden el privilegio de esta clase triunfaron para imponer un modelo de país siniestro cuya lógica perversa no fue aún desmontada. Los asesinos a sueldo de las fuerzas armadas, policiales y sus estructuras mafiosas paralelas continuaron la “gesta” que comenzó con el bombardeo de su propio pueblo en 1955. La iglesia católica –con excepciones individuales pero con una línea política inequívoca– impuso su modelo de censura e ignorancia recibiendo su parte del presupuesto del estado convertido en botín de guerra. Y los ideólogos del “nacionalismo” fascista (todos ellos hoy agitando la banderita del “campo”) brindaron en el Jockey Club por una patria que sin duda no es esa a la que Martinez de Hoz puso bandera de remate, mientras inclinaban la cabeza hasta el suelo al paso de Henry Kissinger.

Acabado el proyecto del Partido Militar, sus esbirros no pudieron evitar que parte de la ira popular los alcanzara. Hoy lloran mariconamente porque tienen que desfilar por los tribunales y se indignan porque sus amos no los salvan cuando ayer les entregaron la suma del poder público y la decisión de vida y muerte sobre cada ciudadano. Son tan idiotas que no se dan cuenta de que su papel comienza y termina exactamente en la defensa de los intereses de la clase opresora, que son vistos como meros empleados encargados de un trabajo más bien sucio e indigno que sólo por razones de mera propaganda se pintarrajea con la palabra “patria”.

Olvidan que ellos no son ni mucho menos parte de esa clase a la que defendieron como soldaditos obedientes, que la mayoría de sus apellidos carece de toda prosapia y muchas veces aun de dos generaciones de argentinos; defecto que los mandos superiores de las ffaa intentaron subsanar contrayendo matrimonio con mujeres de la oligarquía, que a su vez hicieron de cemento para unir el poder económico al poder de fuego: por eso una señorita de la aristocracia se casa con el hijo de un tano organillero que viste uniforme. La sangre azul es la sangre azul, pero los billetes son los billetes.

Esta clase podrida es la que todavía hoy gobierna, aun con este gobierno que –lo sostengo– es el mejor que tuvo la Argentina en más de 30 años. Lo que ocurre es que se trata de 30 años durante los cuales no hemos conocido mucho más que angustia. Es como decía Groucho Marx:

-Es Ud. la mujer más hermosa que he conocido... lo cual no dice demasiado.

Mientras esa clase no sea despojada del poder por los trabajadores, en Argentina no habrá otra cosa que lucha de clases enmascarada bajo diversas formas. Lucha en la que los trabajadores hoy no llevan ninguna iniciativa, por el contrario: son los representantes más parasitarios y atrasados de la burguesía, aquellos a los que basta haberse adueñado de una parte del territorio nacional para saquear sus recursos naturales sin más horizonte que el que marca la rapiña, los que echan más leña a la caldera del odio y la estupidez. Lo que tienen no les basta y nunca les bastará, porque la codicia no tiene fondo.

La llamada “clase media”, mezcla de pequeña burguesía y trabajadores privilegiados, disfruta de un bienestar como hace décadas no conocía. Sin embargo el dominio ideológico del gran capital le ha metido en la cabeza a un montón de descerebrados que deben votar en contra de sus propios intereses. Adivino que mucha gente declaradamente antikirchnerista está meditando cuidadosamente si al fin y al cabo no deberían votar al gobierno habida cuenta de lo que les espera si gana la oposición. Ten cuidado, que tus sueños no se vuelvan realidad, decía uno...

El gobierno enfrenta la arremetida apelando a los intereses de otra fracción de la burguesía ligada al sector industrial (o lo que en Argentina aún pueda llamarse así). Y el drama actual es que los partidos de la izquierda marxista –que se supone representan los intereses de la clase trabajadora– son incapaces de hacer una lectura adecuada de lo que ocurre, limitándose –en el mejor de los casos– a declarar que ambos bandos son fracciones de la burguesía y que por lo tanto el resultado del conflicto es indiferente. Dije “en el mejor de los casos” para no hablar del peor: sumisión indigna a los intereses de la Sociedad Rural.

Lo que no parecen haber aprendido los partidos marxistas es que los conflictos interburgueses afectan a los trabajadores objetivamente, y que la defensa de los intereses de los trabajadores exige que se identifique qué es lo que está en juego en cada caso.

La clase trabajadora debe tener una política independiente de los partidos burgueses, es cierto. Pero “una política independiente” significa entre otras cosas la defensa intransigente de sus intereses en el presente. Un ejemplo que espero la izquierda marxista haya asimilado: si la mamarrachesca “oposición” amenazara en este momento con un golpe de estado o cualquier interrupción del régimen democrático, la misión de los trabajadores sería sin duda defender –en defensa de sus propios intereses de clase, no de un “democratismo” abstracto– el orden constitucional. Sería suicida proclamar ante los trabajadores que “¡Se trata de un conflicto entre capitalistas, la salida es obrera y socialista!”.

Lo mismo ocurre con este conflicto. Es verdad que se trata de una disputa entre capitalistas, pero también es verdad que los intereses de una fracción capitalista coinciden parcialmente con los intereses de la clase obrera, mientras que la otra fracción capitalista quiere barrer lisa y llanamente con la actividad industrial y con ella a la clase obrera, convirtiendo a la Argentina un una republiqueta africana en la que un puñado de familias posean los recursos naturales con el objeto de venderlos al mercado internacional, mientras el 90% de la población se consume en la miseria.

Como ha ocurrido tantas veces a lo largo de la historia argentina, ante los ojos de una izquierda atónita los trabajadores votan una y otra vez al partido que ha sabido entender esto mejor que nadie: el peronismo.

Da pena leer al PO –tal vez el más lúcido de los partidos de la izquierda marxista– cuando escribe, refiriéndose a los cortes del ruta del “campo” y la posibilidad de enfrentarlos que plantearon algunas organizaciones oficialistas:

El gobierno (y sus secuaces del piqueterismo trucho y la burocracia sindical de la CGT y la CTA) ha montado una seguidilla de provocaciones, que van desde sus tropas de choque, la movilización de la gendarmería y hasta el aliento de ‘contra lock outs' de transportistas, para favorecer una mayor concentración de poder y una suerte de dictadura civil

El lock out del “campo” buscaba el desabastecimiento de alimentos y su carestía infinita (el lomo a 80 pesos, que predicaba De Angeli), lo que golpea antes que a nadie a la clase trabajadora. Que el PO se indigne con la expresión “hasta ‘contra lock outs’” y los denuncie como una maniobra para obtener “mayor concentración de poder” y “dictadura civil” tomando prestada la fraseología de la oposición demuestra la total desorientación de la izquierda cuando la lucha de clases concreta se desarrolla delante de su nariz. Piensan que la lucha de clases es algo que se desencadena sólo cuando ellos tocan la trompeta, no como un proceso histórico independiente de sus deseos, al que el partido de la clase debe servir, y no al revés.

Me encantaría que el PO explicara cómo un contra-lock out, una acción destinada a destruir un lock out patronal puede ser mala para los trabajadores. “Es malo porque no lo decidimos nosotros sino el gobierno” es precisamente la explicación del partido marxista argentino, que no entiende que el juicio sobre una acción cualquiera tiene que basarse en los intereses de la clase, y no sobre quién la lidera, sólo así se gana a la clase para el partido. Una regla de oro de cualquier partido marxista tendría que ser esta: los trabajadores tienen que participar en todo conflicto que toque sus intereses, así sea un conflicto interburgués, eso es precisamente “independencia política de la clase”.

Así estamos entonces en una situación en la cual a la izquierda del actual gobierno burgués hay una pared. Y esto es malo para los trabajadores, resignados a no tener aún un partido que identifique sus intereses inequívocamente. Esto merma las posibilidades de lucha y obliga a optar precisamente por el mal menor, reforzando el aislamiento de las opciones a la izquierda.

Romper este círculo vicioso implica antes que nada entender que la política revolucionaria no se agota en la verborrea estentórea de Jorge Altamira, que los intereses de clase se plantean no sólo en los conflictos fabriles sino también en la dirección general de la política actual, y que se enfrenta a un enemigo inescrupuloso, poderoso y dispuesto a todo con tal de extraer del trabajo humano hasta la última gota.

Así que la lucha no termina.

17 comentarios:

Severian dijo...

Che, que buen post.

La clase trabajadora debe tener una política independiente de los partidos burgueses, es cierto. Pero “una política independiente” significa entre otras cosas la defensa intransigente de sus intereses en el presente.

Lo notable es que al parecer muchos confunden independencia con autismo, acto seguido dedican todos sus esfuerzos a mirarse el ombligo.

Piensan que la lucha de clases es algo que se desencadena sólo cuando ellos tocan la trompeta, no como un proceso histórico independiente de sus deseos, al que el partido de la clase debe servir, y no al revés.

Carajo ¡claro! Eso es lo que siempre quise escribir. Sólo que no me di cuenta hasta leerlo...

Hay en los partidos de izquierda una especie de vedettismo, que los lleva a despreciar cualquier hecho político que no provoquen, y a inflar cualquier miguita que ellos mastiquen. Por eso una marchita de cuatro sesentones barbudos contra YPF es la "defensa de los intereses nacionales" y una movilización masiva de camioneros a plaza de mayo es en cambio "corrupción sindical". Por corrupto que sea Moyano ¡algo mejor que Altamira habrá hecho para que tanta más gente lo siga! En todo momento juegan a crear nuevos hechos políticos, algo por demás imposible con la ridícula masa de maniobra con la que cuentan, en lugar de posicionarse frente a los hechos reales y masivos...

Jack Celliers dijo...

Gracias Seve, aunque ojo: el sindicalismo peronista tiene, además de muñeca y experiencia, patotas. La izquierda enfrenta problemas objetivos para hacer pie en los sindicatos dominados por la burocracia que conviene no minimizar.

Es más, por lo poco que sé y me consta la izquierda en los conflictos fabriles tiene una militancia sacrificada y combativa que tiene que lidiar con direcciones a las que no es nada fácil rajar. Muchas veces peca de politizar conflictos de naturaleza sindical, pero es complicado para los trabajadores -en esta situación- enfrentar a una patronal que amenaza con despidos cuando dependen de un salario.

Más: hilando un poco fino uno se da cuenta de que la actividad sindical de la izquierda obtiene un reconocimiento a su activismo. El problema me parece que es más político: la falta de visión política global hace que la izquierda no pueda capitalizar el peso local que puede conseguir gracias a un trabajo militante sostenido y sacrificado. Y eso provoca desgaste.

Señalo vicios de la izquierda que se suman a las dificultades inherentes a enfrentar el aparato burgués, sobreentendiendo que estas últimas existen y son conocidas.

Nacho dijo...

Coincido en que la izquierda no puede aislarse y esperar a que la sigan sino analizar la coyuntura y proponer vías de acción, pero...

pero también es verdad que los intereses de una fracción capitalista coinciden parcialmente con los intereses de la clase obrera

Esto falla, para mí, en un punto demasiado importante.

El gobierno dice que la oposición quiere ajustar, y que ellos son la alternativa porque no quieren. Pero en realidad ellos también ajustan, sólo que son más inteligentes que el radicalismo para saber cómo ajustar sin que estalle un conflicto social (y sin tener que salir a matar como tuvo que hacer el radicalismo en el 2001 o Duhalde en el 2002). La inflación al 25% anual es una forma de ajustar sobre el que cobra en negro, sobre el que no está sindicalizado, etc.: sobre el que no tiene cómo defenderse, bah. (los que, pese a todo, se organizan y se defienden, se salvan más o menos del ajuste: ver las cooperativas de trabajo con ayuda del estado que han nacido a partir de la presión de organizaciones sociales y grupos piqueteros, a los que han calmado de esta forma)

Fijate que, si bien la clase trabajadora vota (por abrumadorísima mayoría) al peronismo, también está votando, en parte, CONTRA este gobierno -y a favor de otros peronistas, en los que pone sus esperanzas-, como evidencia la última elección legislativa.

Y eso es porque a partir de 2007/8 este modelo económico ha dejado de traerle beneficios. El empleo no sube más, y la inflación aumenta sin que los sueldos o los programas de contención social aumenten a la par.

La fractura entre trabajadores en negro / sin protecciones / sin organización y trabajadores en blanco / organizados / con derechos sociales hace casi imposible que los trabajadores se unan como clase para defender su poder adquisitivo. El resultado es que unos se defienden y los otros se joden. Y los que se joden son muchos.

Conclusión: este modelo económico coincide parcialmente con los intereses de... una parte de los trabajadores. Pero con los de la parte más indefensa está chocando hace rato.

Por eso el gobierno está perdiendo apoyo entre los mismos trabajadores que lo votaron en 2005 y 2007, y no va a ser reelecto en 2011.

Jack Celliers dijo...

Nacho: No se trata de caracterizar al gobierno, que ya sabemos qué es. Se trata de entender cómo la izquierda puede salir del raquitismo.

Que este modelo tiene fecha de vencimiento es algo de lo que se darán cuenta más temprano que tarde hasta los más acérrimos kirchneristas. El asunto es qué es lo que va a reemplazarlo. Y no va a reemplazarlo ninguna revolución socialista porque la izquierda insiste en olvidarse olímpicamente de los trabajadores concretos.

No importa que este gobierno haya logrado mucho o poco, lo que importa es reconocer lo que ha logrado precisamente para ser creíbles a la hora de denunciar lo que no ha logrado ni logrará.

No me cabe en la cabeza cómo puede no entenderse que la situación económica concreta de muchos trabajadores ha mejorado con este gobierno, y que esta mejora tiene que ser reconocida y explicada en sus causas y su alcance. Negarla tozudamente e insistir ramplonamente en que "todo es lo mismo" trae a la izquierda los resultados a la vista: ni los trabajadores favorecidos ni los trabajadores desfavorecidos ni nadie los saca de un peso social minúsculo.

Cuando escribo "parcialmente" quiere decir eso: parcialmente. Incluso si una mejora concreta alcanza a una parte de los trabajadores "en blanco y organizados", repercute de manera indirecta en los trabajadores "en negro y no organizados". Suponer que es lo mismo un modelo que deja al 50% en la miseria, un modelo que deja al 100% en la miseria, y un modelo que encierra al 100% en campos de concentración porque "es todo lo mismo" es nihilista e inmensamente fácil. Y además es mentira.

Los trabajadores no están politizados, sería deseable que fuera distinto pero no es, hay que manejarse con la realidad, no con los propios deseos. Así que la inmensa mayoría de los trabajadores basa sus opciones en la experiencia concreta. Si la izquierda hubiera reconocido la naturaleza de los cambios experimentados a partir de los gobiernos K, hoy tendría algún capital político. Si la izquierda hubiera enfrentado decididamente el lock out patronal en lugar de dejarse pasar por izquierda por el gobierno, los trabajadores hubieran visto quién está de su lado frente a la oligarquía.

Precisamente creo que los que votan al peronismo disidente son trabajadores privilegiados, no los más indefensos.

Que estamos manejando opciones dentro del sistema capitalista ya lo sabemos muy bien, pero es un error infantil suponer que esto autoriza al autismo total y a poner en la misma bolsa todas las opciones. Si para vos no hay ninguna diferencia entre CFK y Carrió / De Narváez / Macri, entonces no hay demasiado que discutir. Para mí la hay y muy clara, aunque sean dos proyectos burgueses: uno es un intento de recomponer el mercado interno dentro de los menesterosos límites que permite un contexto internacional menos desfavorable, subsidiando a una parte de la "burguesía nacional", que simplemente es el sector de la burguesía que aún quiere emplear alguna mano de obra. El otro proyecto es el de aquellos que esperan para volver a lanzarse sobre lo que queda de la actividad productiva para repartirse los jirones.

Decirle a los trabajadores que "da lo mismo" es -además de contradecir su experiencia concreta- suicida. Precisamente porque el modelo K va a agotarse rápidamente es que la izquierda debería alertar a los trabajadores sobre dónde acecha su enemigo más acérrimo, entre otras cosas para evitar que lo vote.

Nacho dijo...

En ningún momento dije que todos los proyectos son iguales, que da todo lo mismo o que se viene una revolución socialista, Jack. (y justamente, porque lo que se viene es ninguna panacea, es que no está bueno que este gobierno no esté ofreciéndole nada mejor a los que tienen razones para estar descontentos con él)

Yo estoy de acuerdo -ya lo dije en el post pasado, pero lo repito- en resaltar (y apoyar y defender) medidas positivas de este gobierno, que las ha tenido.

Pero creo que, a futuro (que es lo que importa, ¿no? El pasado ya no lo podemos corregir, aunque podemos aprender de él) se está quedando sin cosas para ofrecer y, en el presente, ya no sólo ha dejado de ofrecer cosas a muchos sino que hay mucha gente, en situación delicada, que está perdiendo parte de lo poco que tiene. A mí no me sorprende que un tipo que cobra nominalmente lo mismo todos los meses y, en dos años, a este ritmo, verá su poder adquisitivo reducido a la mitad, piense en votar a alguien que no sea este gobierno al cabo de esos dos años.

Por eso me parece que este gobierno ya está perdiendo a una parte de la clase trabajadora (la elección pasada lo refleja), y si querés respetar la experiencia concreta de los trabajadores tenés que ver las dos caras, la de los que lo apoyan y la de los que no.

De todos modos, ésta puede ser una buena objeción:

Precisamente creo que los que votan al peronismo disidente son trabajadores privilegiados, no los más indefensos.

...pero me gustaría ver los datos que la sustenten, y no son muy fáciles de conseguir (hay que desagregar conteos electorales por circunscripción, es un laburito). En estos momentos es que extraño los excelentes análisis post electorales que solía hacer El Criador de gorilas antes de abandonar su muy interesante blog. En fin. Pero vaya como contraevidencia igual de improvisada que hay sindicatos fuertes, cuyos trabajadores ganan aceptablemente, que están con el gobierno. Así como hay otros que no, claro. Por eso, en vez de especular en el aire lo mejor sería buscar los datos. Me interesa mucho más entender los problemas que tener razón.

PD: lo notable es que este gobierno hace todo lo posible económicamente por congraciarse con la clase media porteña y de GBA (le regala la luz, el gas, le subsidia la nafta, etc. etc., mientras que el precio de la garrafa social de los pobres que no tienen acceso a la red se va a las nubes y a veces ni se consigue), y sin embargo esos sectores lo odian profundamente. El odio clasemediero al peronismo tiene mucho de estético (y de identificación con la clase dominante) y poco de bolsillo, en general, y sin embargo este gobierno se arriesga a seguir concentrando su gasto en esa clase media y alta que lo va a odiar de todas formas en vez de en los sectores más propensos a apoyarlo. No termino de entender esa parte de su estrategia, yo creo que si la modificara podría extender su supervivencia.

Jack Celliers dijo...

Cuando hablo de trabajadores privilegiados me refiero a lo que se considera "clase media", que en realidad no son pequeña burguesía porque no poseen capital y viven de un laburo que -por más que usen corbatita- no les deja margen suficiente para acumular una renta.

Nos acostumbramos a creer que "trabajadores" son sólo tipos de mono y sindicalizados, pero no es así: el nabo porteño o de la provincia que se pela el culo en una oficina y muchos que figuran como "profesionales independientes" facturando a un cliente único que es en realidad un empleador encubierto son trabajadores. Descerebrados y sin conciencia muchas veces, pero trabajadores.

No estoy tan seguro de que el gobierno pierda las elecciones, si es que esta gente reflexiona mínimamente. Pero en general odian al gobierno. El triste consuelo va a ser reírse de ellos cuando el neoliberalismo salvaje les quite las últimas monedas y les haga ver lo que son, pero va a ser un consuelo muy amargo por la carrada de gente que la va a pasar peor.

De todas formas admito que es mera sensación, y que honestamente me faltan datos. Sólo señalo eso: que la llamada "clase media" son en realidad gente que vive de un laburo, y normalmente aunque estén en blanco su nivel de actividad sindical es mínimo: SEC o bancarios porteños por ejemplo.

El asunto es "votar a alguien que no sea el gobierno". Si tenés una respuesta para la pregunta ¿por qué ese alguien está a la derecha y no a la izquierda después de décadas de neoliberalismo? que no sea "porque la gente no aprende más", la leo.

[486] dijo...

Gracias Jack! Esperaba leer algo suyo después de irme amargado por los discursos de la marcha del 24 (el 23, aca en la plata). Me molesta el argumento "el gobierno y la oposicion son iguales: los dos quieren pagar la deuda"; o "el compromiso de este gobierno con los derechos humanos no va mas alla del discurso". O "Exigimos la inmediata retidada de las tropas de ocupacion yanqui en Haiti, y le exigimos a la presidenta que retire todo los efectivos enviados desde nuestro pais"... en fin, eso.

[486] dijo...

Disculpe, soy rápido para cerrar. Esto es para seguir los comments por mail.

Severian dijo...

Jack:

Cuando digo que 'algo mejor habrá hecho Moyano', no me refiero a algo moralmente mejor, sino a algo políticamente más efectivo. Si ese algo es el tener patotas, no deja de ser cierto que la izquierda no supo contrarrestar su efecto. ¿Como? no lo sé, si tuviera esas cosas claras sería militante...

Por otro lado no creo que todos los que van a las marchas de la CGT sean patoteros o vayan amenazados por las patotas, hay ahí una legitimidad que ha sido ganada de algún modo por el aparato sindical y a la que izquierda ni se acerca. La legitimidad viene nada más ni nada menos que de tomar partido del lado del trabajador, aunque sea sólo en las formas mientras por atrás se arregla.

Anónimo dijo...

Cumpa, yo entiendo y comparto que el hecho de que el conflicto del campo haya sido un conflicto interburgués no significa que no afecte al proletariado, y que de los dos sectores de la burguesía en conflicto -más alla de algunas apreciaciones acerca del kirchnerista que no comparto- había uno que, a las claras, se llevaba puestos los intereses más elementales de la clase sin siquiera sonrojarse. Ahora, ¿no le parece que de ahi a salir a romper piquetes patronales con "los muchachos" de la CGT hay un trecho importante? Es cierto que hay que ser políticamente audaces y aplicar el marxismo de manera creadora, pero -llámeme conservador si quiere, jeh- a mi me resuena demasiado la idea.

Roberto

Anónimo dijo...

Cumpa, yo entiendo y comparto que el hecho de que el conflicto del campo haya sido un conflicto interburgués no significa que no afecte al proletariado, y que de los dos sectores de la burguesía en conflicto -más alla de algunas apreciaciones acerca del kirchnerista que no comparto- había uno que, a las claras, se llevaba puestos los intereses más elementales de la clase sin siquiera sonrojarse. Ahora, ¿no le parece que de ahi a salir a romper piquetes patronales con "los muchachos" de la CGT hay un trecho importante? Es cierto que hay que ser políticamente audaces y aplicar el marxismo de manera creadora, pero -llámeme conservador si quiere, jeh- a mi me resuena demasiado la idea.

Roberto

Jack Celliers dijo...

Roberto: ese conservadurismo le cuesta a la izquierda el rechazo de la clase. La clase se fija en quién defiende sus intereses, si un burócrata llama a un lock out y la izquierda dice "no, porque no lo convocamos nosotros", entonces la izquierda se suicida: frente a los trabajadores el que queda como defensor de sus intereses concretos es el burócrata que le gana a la izquierda... por izquierda. Luego podrá decir que los zurdos mucho bla bla pero a la hora de los bifes no hacen nada.

Por otra parte la actividad sindical es diferente de la política, los trabajadores quieren cosas concretas, y hay dirigentes que aunque sean corruptos y burócratas son también combativos dependiendo las circunstancias, no hay que olvidar que mal que mal tienen que responder a unas bases. Un buen ejemplo era Jimmy Hoffa, que tenía enorme prestigio (y bien ganado) a pesar de ser también un burócrata.

brasil dijo...

como dato anecdótico. Hasta ahora el único represor que parece haberse dado cuenta del tema fue Luciano Benjamin Menendez. En el juicio en su contra le recordó a los jueces, que los militares habían actuado para proteger el capitalismo... Prácticamente les dijo algo así como "Uds. son parte de un Estado burgués, gracias a nosotros"

No le quita lo hijo de puta - por supuesto - pero demuestra cierta lucidez

Y por cierto tampoco me gustaría que los milicos pasaran a la historia como idiotas útiles. Creo que la mayoría sabía perfectamente lo que hacía.

Bob Row dijo...

Como en esta entrada estamos básicamente de acuerdo, me permito copiarte la crítica que hizo una militante solanista (http://elrincondeanahi.blogspot.com/) a tu post en el blog de CAT (http://izquierda-desunida.blogspot.com/2010/03/24-de-marzo-i-hoy-el-post-lo-hace-jack.html):

"Anahí dijo...
27 de marzo de 2010 02:24
Es una lástima que un supuestamente tan sesudo análisis no incluya a los Elsztain y sus 600.000 hectáreas más sus feedlots subsidiados; a los Weil, a los Los Werthein, a los Los Grobo, a los Eurnekian y los López, a los Eskenazi; a los Urquías y sus concesiones ferroviarias que incluyen tierras aledañas (como en la época de los ingleses) pero que además incluyen el subsuelo de esas tierras.
Ni por supuesto a Cargill, a Monsanto y todas las exportadoras y sus vinculados que no hacen cortes ni lockouts porque no lo necesitan, si están como los dioses. A la Barclays, el banco que re-negociará la deuda con los holdouts que es accionista de la Desire que está explorando en Malvinas; a la Britishpetroleum, a Kraft, a los puertos privados que se reproducen, a las biotecnológicas...
¡Uf! ¡Mirá que hay para nombrar aunque sea sólo una, unita solita!
Pero no, che, nada: lo que demuestra la total desorientación de "cierta" izquierda cuando la lucha de clases concreta se desarrolla delante de su nariz.
Y un tal Galasso no quiere discutir las multinacionales, a menos que sea desde un campo de concentración...
Y mientras nos gobierna el mediopelo, hay que rendirle completa, total e incondicional pleitesía...
En fin, miradas.
Slds.
pd: yo le recomendaría a Jack que vuelva a leer Marx. En serio."

Me interesaría conocer tu respuesta, ya que esta es una chicana políticamente muy efectiva ante los jóvenes, puesto que se apoya en la inevitable ambigüedad del cesarismo, sin tener en cuenta la debilidad del Estado frente al Gran Capital.
Lo notable es que esa exigencia "revolucionaria" viene jugando para la derrota de un populismo mediocre por parte de una Derecha sin tapujos. En fin, creo que vos podrás contestar más ordenadamente que yo. Saludos.

Al Ibn Mocasim dijo...

En fin, desembarcó el sionismo vergonzante en un post kirchnerista vergonzante. Era obvio.

Jack Celliers dijo...

Sí turquito, si: este blog está pagado por el sionismo internacional, y vos sos un representante del nacionalismo árabe-pampeano.

Severian dijo...

Es obvio Jack, se te nota aunque no quieras: sólo si sos judío podés pensar como pensás. Las personas normales no son marxistas, ni mucho menos escriben un post que no condene al gobierno.

En fin, no sé si el comentario es peor por gorila, por antisemita o por rotundamente pelotudo...